Imagina caminar por los pasillos del supermercado y llegar a la sección de huevos. A diferencia de los productos lácteos o la carne, los huevos no están en la nevera. Sin embargo, cuando llegas a casa, los colocas directamente en el frigorífico sin pensarlo dos veces. ¿Te has preguntado alguna vez por qué? Lo que parece ser una simple diferencia en el almacenamiento en realidad esconde detalles fascinantes sobre la naturaleza de los huevos, la forma en que se conservan, y las normas de seguridad alimentaria. En este artículo descubrirás el verdadero motivo detrás de esta curiosa práctica y aprenderás cómo mantener tus huevos frescos y seguros para su consumo. ¡No querrás perderte estos consejos esenciales!
El kit de la cuestión: la cáscara del huevo
La cáscara del huevo es clave para entender su manejo y conservación. En ella hay una gran cantidad de poros, que pueden llegar a ser hasta 17.000 por huevo. Estos poros tienen forma de embudo y están rellenos de fibras proteicas para dificultar la entrada de microorganismos.
La cutícula
El huevo está cubierto por una capa llamada cutícula, que es insoluble en agua y está formada por proteínas. Actúa como una barrera protectora.
La cutícula que cierra los poros, aunque permite el intercambio gaseoso (salida de CO2 y de vapor de agua y entrada de O2).
Esta cutícula es responsable de la apariencia lisa y brillante de un huevo recién puesto. Sin embargo, la cutícula puede eliminarse al lavar el huevo para quitarle la suciedad exterior, lo que aumenta su permeabilidad a las bacterias y, por tanto, el riesgo de contaminación.
La cutícula protege al huevo de la invasión de microorganismos tanto desde la gallina en el momento de la puesta como del entorno, como en un nido con restos de heces. Además, los poros de la cáscara permiten el intercambio de gases y la pérdida de vapor de agua, lo que puede afectar al peso del huevo con el paso del tiempo. Una forma efectiva de comprobar la frescura de un huevo es introducirlo en agua; si flota, es indicativo de que ha perdido líquido y, por lo tanto, es viejo.

HUEVOS TRUFADOS: Gracias a la porosidad de la cascara, del huevo es capaz de absorber aromas como el de la trufa. Si introducimos trufa fresca y limpia en un recipiente hermético con los huevos, se consiguen huevos trufados. |
Duración de los huevos
Fecha de Consumo Preferente
El reglamento establece que la fecha de consumo preferente de los huevos no debe exceder los 28 días después de la puesta, garantizando así que mantengan sus propiedades específicas cuando se almacenan en condiciones adecuadas.
Factores que afectan la duración de un huevo
1. Condiciones de Conservación
– Temperatura: Los huevos deben conservarse a una temperatura adecuada. Aunque no se refrigeran antes de la venta, una vez comprados, deben mantenerse refrigerados para prolongar su vida útil. Las altas temperaturas favorecen el crecimiento de bacterias, lo que puede acelerar la degradación del huevo.
– Humedad: Mantener los huevos en un ambiente seco ayuda a evitar el crecimiento de bacterias y hongos.
2. Fecha de Puesta:
Cuanto más reciente sea la fecha de puesta, más tiempo durará el huevo.
3. Integridad de la Cáscara:
Los huevos con cáscaras intactas tienen una mayor duración, ya que la cáscara actúa como una barrera natural contra la entrada de bacterias.
4. Manipulación:
Un manejo cuidadoso que evite golpes o contaminaciones ayuda a preservar la calidad del huevo.
5. Calidad del Huevo:
Los huevos de mayor calidad, que provienen de fuentes bien controladas, tienden a tener una vida útil más larga. Esto incluye granjas que controlan la dieta de las gallinas, utilizando alimentos de alta calidad y libres de contaminantes.
El peligro de la condensación en los huevos
Cuando sacas un huevo del frigorífico y lo dejas a temperatura ambiente, puede producirse condensación en su superficie, lo que conlleva ciertos riesgos.
¿Por qué se forma la condensación?
Al sacar el huevo del frigorífico (donde está frío) y exponerlo al ambiente cálido de la cocina, el vapor de agua presente en el aire se enfría al entrar en contacto con la superficie del huevo. Este enfriamiento convierte el vapor en líquido, formando gotas de agua en la cáscara.
¿Por qué la condensación es un riesgo?
Las bacterias se desarrollan mejor en un ambiente húmedo que en uno seco, ya que el agua es esencial para la vida microbiana. Si la cáscara del huevo presenta gotas de agua en su superficie, la probabilidad de desarrollo microbiano aumenta. Además, la cáscara del huevo es porosa, lo que facilita la entrada de gases y bacterias al interior del huevo, incrementando el riesgo de contaminación.
Cómo almacenar los huevos
Una vez comprados, es crucial almacenarlos correctamente para reducir el riesgo de contaminación y mantener su frescura.
1. Refrigéralos inmediatamente
Aunque no estaban refrigerados en la tienda, es importante mantenerlos en frío en casa.
2. Evita las fluctuaciones de temperatura
No guardes los huevos en la puerta del frigorífico, ya que las variaciones de temperatura pueden causar condensación y aumentar el riesgo de contaminación.
Lo ideal es almacenar los huevos en los estantes internos del frigorífico, donde la temperatura es más constante.
3. Mantén los huevos en su cartón original
El cartón ayuda a proteger los huevos de impactos y reduce la absorción de olores. Además, ayuda a mantener una temperatura constante alrededor de los huevos.
4. No los laves antes de guardarlos
Si los huevos no están visiblemente sucios, evita lavarlos antes de almacenarlos.
ya que el agua puede eliminar la cutícula protectora. Si necesitas lavar un huevo, hazlo justo antes de usarlo.
5. Verifica la fecha de caducidad
Usa los huevos antes de la fecha indicada en el envase. Un truco sencillo es sumergir el huevo en agua; si se hunde, está fresco; si flota, mejor desecharlo.
Mantén siempre tu refrigerador bien organizado y sigue nuestras recomendaciones para asegurarte de que cada huevo que consumes sea seguro y de la mejor calidad.
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Gracias por leer y ¡a cuidar esos huevos!